Desde tiempos inmemoriales, en cada situación que hacemos del entendimiento un imposible, empieza una sinfonía de argumentos cada vez más acalorados, que bautizados en sangre se transforman en un coro de alaridos sin sentido y si los ados nos son benignos, puede desembocar en una vorágine de retaliaciones físicas, que variando según las herramientas, grado de irracionalidad de los participantes y junto con otra serie de variables a tomar en consideración, pueden devenir en la expiación de alguno de los implicados.
Quizá esto pueda parecer descabellado para la mayoría que lea esta lineas, sin embargo es claro en la la proliferación de armamentos a nivel global es cada día más abundante, a norte y sur germinan ojivas nucleares como llamamientos de esperanza clamando seguridad y soberanía, los colosos del mundo tantean fuerzas y lanzan provocaciones.
Es que a quien consultan, a mi des de luego no me llego la notificación, la OTAN alzase como el máximo arquetipo del terrorismo de estado, cuando las casas de sus afiliados rezuman inmundicia y problemas, cuando su control empieza a tambalearse bajo su impúdica gestión, es entonces cuando se empieza a preparar turismo militar, siempre enfilando rumbo a algún, hereje e infame destino lleno de malvados recursos, rebosante de malvados críos sucios de represión, temerarias parturientas fanáticas de la desnutrición, sin olvidarnos de los degenerados hombres que de revelarse ateos, serían con suerte parias en su tierra.
Mi implícita complicidad ante los desmedidos actos de nuestros representantes me repugna hasta el tuétano, desde luego estos no responden, ni a accidentes, ni a eventos fortuitos, esto obedecen a múltiple y quirúrgicos movimientos orquestados entre otras cosas, para recordarnos que la divergencia y la pluralidad no serán toleradas, a menos que sepan temer su posición en el Orden mundial, lugar que de olvidar los convertiría en el próximo destino turístico y en un patio perfecto para la prueba de sus últimas ofertas de la siguiente temporada en el mercado de la guerra. con un espectáculo por todo lo alto, desplegando groseramente su poderío para a sí dejar patente que nadie puede plantar cara.
Siendo como se supone somos, racionales, seguimos comportándonos como una gran manada de bestias descontroladas, nuestra furibunda intolerancia al equivoco, es que no admite más verdades que las propias, seguramente en el nombre de lo bueno, lo justo y lo razonable, hemos matado más veces que en el nombre de dios y eso es decir que jode...
No veo claro un horizonte lleno de mejores expectativas, con el recrudecimiento de los nacionalismos exaltados y exultantes, la sed del odio se transfigura en xenofobia, que virulentamente se arraiga a los corazones hambrientos de crisis, deflectando los odios de los verdaderos responsables con la habilidad de maestros de ceremonias, luego sonríen orondos y bonachones. Las viejas ascuas reavivadas pueden transformarse en un incendio, este puede abrazar años de convivencia tranquila en segundos.
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