lunes, 12 de septiembre de 2011

Sentido




"No hay Dios en la tierra, que haga sacrificios a los mortales"

En estos días que el mundo está envuelto en la catástrofe, la mayor de ellas se sucede bajo la venia colectiva, se desata en una necesidad de necesidades, la pugna atroz y desvergonzada con la consumimos los recursos transformados en móviles, ordenadores y toda clase de desecho tecnológico procedente de China, si hoy por hoy casi todo se produce en el gigante asiático, así con conciencia en un consumo desatada, se producen cada segundo más desechos de alta tecnología, que el segundo anterior en una proyección geométrica, esa misma tecnología que permite el crecimiento insostenible de la economía, si esta economía siempre creciente, con la voracidad ciega que agota cada espacio, lugar y alma.
Hoy con todas las fronteras dibujadas, la tierra intermedia medida y vendida a corporaciones fantasma, que se alzan con el control de los recursos, la tierra y su beneficio, este que crece año con año, pero si ya sabemos que lo que hay, es lo que hay, no es, este el punto de inflexión que necesitábamos para comprender, cuánto tiempo es necesario para que entendamos, que en el crudo mundo de fuera de nuestras seguras ciudades, nuestra supervivencia se reduce de una manera abrupta. Es preciso tomar la conciencia de que los recursos deben ser aprovechados con coherencia.
Hoy existen dos redes a nivel global, que son prueba intangible de nuestras capacidades, una es una extraña biblioteca de babel, con el index de todo lo que se ha digitalizado, se ha escrito, fotografiado y filmado en los últimos 40 años, con paciencia y pericia se puede sortear los derroteros de estos mares de salvajes dígitos, llenos de epejislas de mentira, donde los navegantes incautos se ven atrapados. Esa obra magna de la arquitectura humana es probablemente la la única de ellas que nadie es capaz de ver, esa construcción global es “la red” físicamente es como una inmensa telaraña que cubre el planeta, esas venas que bombean hacia sus enormes edificios donde se almacenan los modernos pergaminos de metal, que conforman esta sorprendente Internet. Esta es la construcción humana más grande del planeta e invisible.
La otra red a la que hago mención es la de transporte, que hace posible existencia de la anterior, si con todo este enmarañado de cables y servidores, tiene que existir en algún sitio, hay que transportarlos, tenderlos y armarlos, es lógico, pero esta red de transporte es un poco extraña, porque no se aprovechan las idas y vuelta, los camiones que drenan los recursos siempre viajan vacíos a su vuelta a los yacimientos de materias prima, haciendo evidente que lo que se lleva de un lugar desaparece para siempre. Dejando la tierra desangrada, los pueblos engañados y estafados, cambiando por una pírrica remuneración no solo aquellos recursos que son irreemplazables, si no también destruyendo la sociedad que es despojada incluso de su identidad en el proceso.
El mármol, por ejemplo, ese hermoso material tan preciado para arquitectura, que tanto disfrutamos todos, ¿cuánto hay?, es una cantidad exacta, ni más, ni menos, cuando esto se acabe ya veremos, lo remplazaremos, total eso no es importante, el granito, el hierro, el plomo, todo es finito, si no empezamos a plantear una importación espacial de materiales y bien los traigamos de la luna, marte o venus, lo que hay en el planeta, es lo que tenemos, y me pregunto, ¿cuanto tiempo queremos que se extienda en la profundidades del tiempo nuestra especie?