Dame un dígito y moveré el mundo, quizá pensaran que es una exageración con fines pedagógicos, pero no, es así. Porque hoy por hoy, todo esta en Tío Google que se ha convertido en el oráculo de muchos, si el siempre tiene las todas respuestas (ya si, sirven, nos gustan o sean simples mentiras ese es otro asunto), el tiene repuestas para todo y para todos.
Un océano de información, bajo su superficie corre el mundo de las telecomunicaciones, que igual que las mareas lleva nuestros click a destino, también es responsable de todos los servicios, todas las sub-estaciones de gas, agua, petróleo, luz y la banca, se mueven en sus nubes privadas, en esas corrientes tormentosas y crecientes de bits.
Como dicen los capitales, "es un negocio en crecimiento", (hoy te venden todo en internet), pero también se ha convertido en una nueva nación, una nación cuya única ley es la del dígito, así se gobierna y se crea el compendio del saber humano. Tras bambalinas, se tejen mil secreto, en silenciosos laboratorios aislados del mar de la comunicación, solo para preservar sus royalties, si, la única conexión segura es la desconexión.
Así en este mundo se crean dos tipos de saberes el público y el privado. Ese que nos tiene aislados entre luces y ventanas.
Siempre recuerden en este océano, todos somos iguales, hoy tenemos la posibilidad de indagar por nuestros medios. Las posibilidades son infinitas.
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